Recientemente, Techland lanzó uno de los juegos más esperados de 2015. Se trata de Dying Light, disponible para PlayStation 4, Xbox One y PC. Además, muchos jugadores consideran que Dying Light es el primer gran lanzamiento del año y, de hecho, promete una jugabilidad innovadora y un ciclo de día y noche muy esperado. ¡Lee mi reseña completa a continuación!
Al iniciar Dying Light, el jugador controla a Kyle Crane. Es un agente especial del GRE, una organización encargada de cuidar a los supervivientes en una zona de cuarentena. Muchos de los supervivientes de la Torre, una de las ubicaciones principales, no son conocidos por sus nombres reales.
El juego se ambienta en Harran, una ciudad de Turquía conocida por ser el único lugar del mundo afectado por un misterioso virus. El objetivo de nuestro intrépido protagonista es muy simple: localizar y recuperar un documento confidencial que acabó en manos equivocadas en Harran. Si la información se filtra, podría desatarse una catástrofe total.
Con el paso del tiempo, Kyle Crane debe cumplir ciertos favores para acercarse a Suleiman, el déspota que, en teoría, posee el documento. Por otro lado, durante la primera escena con el agente infiltrado, termina siendo atacado por un no-muerto.
Al igual que los demás sobrevivientes de Harran que se infectaron, Kyle necesita urgentemente la Vacuna antizina, capaz de inhibir eficazmente la propagación de los efectos del virus. Podemos concluir que varios objetivos principales y secundarios giran en torno a la búsqueda incesante de esta valiosa cura.
Como consecuencia, el juego ofrece diversas actividades. Sin embargo, estas tareas son bastante repetitivas: suelen implicar ir del punto X al punto Y para buscar o entregar un objetivo a otro personaje, lo que a su vez ayuda a definir una escena específica de forma compleja.
Además, el "héroe" también debe enfrentarse a grupos locales cuyos miembros son, en muchos casos, más peligrosos y ágiles que cualquier no-muerto. No esperes que en los primeros minutos de juego puedas explorar libremente la ciudad de Harran. El inicio de este viaje postapocalíptico es bastante soso y anodino al principio.
En los primeros minutos, el jugador descubrirá un excelente sistema de creación de objetos complejos, heredado de Dead Island. La principal novedad es, sin duda, el parkour. Desde una perspectiva inmersiva en primera persona, Crane es capaz de alcanzar cualquier plataforma vertical, sin importar su altura.
La última vez que se presentó el parkour en un juego en primera persona fue en el antiguo Mirror's Edge, lanzado en 2008. Al igual que en la vida real, dominar el arte del movimiento es un desafío en Dying Light.
Sin embargo, durante las primeras horas de juego será muy común, y bastante frecuente, caerse o no ejecutar correctamente un movimiento específico. Esto se debe a que el personaje aún no ha desbloqueado nuevas habilidades y el jugador aún se está familiarizando con la mecánica necesaria para dirigir al héroe a la ubicación deseada.
Además, tras muchas horas en el modo campaña, Crane podrá usar su gancho para moverse más rápido. De hecho, este accesorio no es nuevo; también se incluyó con gran éxito en series como Far Cry 4 y Just Cause 2. En Dying Light, esta misma función funciona a la perfección con el parkour, garantizando una experiencia de juego más fluida.
El combate debe ser controlado con cuidado por el jugador, ya que un movimiento excesivo puede alertar a los enemigos cercanos. Por lo tanto, no es efectivo ir por ahí atacando a cada zombi con una palanca, por ejemplo. Tales acciones consumen energía, dejándote expuesto e incapaz de esquivar o contraatacar.
La variedad de armas es amplísima, al igual que las combinaciones alucinantes. Cuanto más te dediques a la exploración, mayores serán tus posibilidades de ampliar tu arsenal con cuchillos eléctricos y, en consecuencia, espadas raras.
No te sorprendas por la diversidad de objetos y accesorios repartidos por Harran. Uno de los puntos más positivos es la variedad de combinaciones que Grulla puede realizar. Revisar minuciosamente los diversos entornos es casi una obligación para cualquiera que pretenda pasar un tiempo considerable entre la población infectada.
El mapa de Harran no es enorme, pero sí muy detallado, repleto de numerosos edificios y objetos. Uno de los aspectos más geniales de Dying Light es la posibilidad de entrar en cualquier residencia, al más puro estilo de los juegos de rol.
El sistema de mejoras merece mucho elogio; al desbloquear nuevas habilidades, la dinámica del juego cambia por completo, brindándote una mayor sensación de libertad en la ciudad de Harran. En total, hay tres árboles de habilidades: Supervivencia, Fuerza y Agilidad.
Lo interesante es que el medidor de fuerza aumenta gradualmente durante las batallas contra zombis. Las ejecuciones poco comunes, como disparar a un zombi hacia una trampa mortal, otorgan una cantidad aún mayor de puntos.
En cuanto a la agilidad, para desbloquear movimientos de parkour debes dominar saltos precisos y realizar secuencias de maniobras perfectas. Finalmente, el indicador de supervivencia aumenta al completar misiones.
En ciertos momentos del juego, la agilidad del personaje se vuelve desproporcionadamente avanzada, ya que estamos constantemente huyendo de los no muertos. Por ello, tuvimos que eliminar a algunos zombis para desbloquear nuevas habilidades de combate, asegurando así un equilibrio entre ambas especializaciones.
Mientras que durante el día los zombies son más dóciles y aparecen en grupos considerablemente más pequeños, la noche trae consigo una variedad de aberraciones, incluida la aterradora criatura conocida como Volátil.
Además, por la noche, el número de infectados aumenta significativamente, al igual que el nivel de dificultad. Por ello, se otorgan puntos de experiencia, que incluso se duplican, para animarte a sobrevivir a este periodo de pesadilla.
Sin embargo, el jugador puede buscar zonas seguras para dormir, lo que también acelera el ciclo día-noche. En cuanto el reloj marca exactamente las nueve, la supervivencia se convierte en tu principal preocupación.
Así, durante la noche, el juego se convierte en una especie de “tablero”, lo que significa que tu modesta linterna no será suficiente para manejar la abrumadora cantidad de aberraciones sedientas de sangre.
En términos visuales, Dying Light sorprende por su calidad visual y la abundancia de detalles que completan la ciudad de Harran. Cada región de la ciudad turca tiene su propia identidad, una característica que pocos juegos pueden ofrecer.
Podrás visitar diversos puentes destruidos, barrios marginales, aldeas, túneles y complejas zonas industriales. De hecho, la diversidad es uno de los aspectos más interesantes de Dying Light, junto con los impresionantes efectos de iluminación que infunden aún más vida al vasto mundo abierto de Harran.
Gracias a estos gráficos de alta calidad y detalles meticulosos, Techland abandonó las versiones de PlayStation 3 y Xbox 360 para dedicarse de lleno al proyecto “next-gen” y, sin duda, ese objetivo se ha conseguido.
Técnicamente, la versión de PlayStation 4 funciona a 1080p y 30 fps, mientras que la de Xbox One funciona a 900p y 30 fps. Como es habitual, los jugadores de PC pueden disfrutar de la mejor calidad posible, siempre que cuenten con el hardware necesario.
En cuanto al audio, la atmósfera se intensifica con diversos sonidos, como crujidos y crujidos, especialmente por la noche. En general, la banda sonora presenta pistas bien compuestas, lideradas por intensas y densas melodías de sintetizador que se adaptan perfectamente a la atmósfera del juego.
En el modo multijugador, se añadió a última hora el modo "Sé el Zombi", anunciado como DLC. Este modo te permite asumir el papel de un zombi superpoderoso, capaz de moverte rápidamente por los escenarios con una agilidad similar a la del parkour. Aunque es una gran novedad, la jugabilidad se vuelve repetitiva tras varias partidas consecutivas.
Ahora, en modo cooperativo, el juego ofrece otra experiencia inmersiva al permitir hasta tres jugadores en el módulo. Puedes completar la campaña con amigos y completar todas las actividades secundarias. A lo largo del juego, el juego incluso ofrece interesantes desafíos competitivos, como ver quién puede destruir el mayor número de zombis en el menor tiempo posible.
A pesar de todas estas novedades, faltaba originalidad en la integración de otros jugadores en las partidas de amigos. Al fin y al cabo, todos los amigos en la partida cooperativa usan el mismo personaje, lo que significa que lo que aparece en la pantalla de los demás son grúas idénticas.
Durante nuestra sesión de juego de aproximadamente 32 horas, nos topamos con un error bastante extraño y frustrante: nuestro personaje aparecía en una zona segura con la puerta completamente cerrada desde fuera. Después de 10 minutos, reiniciamos el juego y el problema se solucionó.
Veredicto
- Gráficos
- Interfaz
- Entretenimiento
- Jugabilidad
- Características
Resumen
Con excelentes gráficos, Dying Light logra brindar momentos inolvidables, incluso explorando un tema omnipresente. Si bien presenta algunos puntos críticos que deberían resolverse mediante actualizaciones. Por otro lado, los personajes pueden ser absolutamente despreciables, además de muchas misiones que pueden considerarse repetitivas, la experiencia en general es, sin duda, gratificante.
¿Y a ti qué te parece Dying Light?